PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 28                                                                                           SEPTIEMBRE - OCTUBRE  2006
página 8
 

PERIODISMO Y OBJETIVIDAD

 
El mayor desprestigio a la profesión del periodismo le llega con la escalada de poder de los medios de comunicación. Lo que parece una paradoja responde a una sencilla ecuación de que sólo sirve para servir al poder quien somete su libertad de juicio a favor de los intereses para los que se trabaja. Cada vez son menos los medios independientes y por ello queda menos ámbito para los profesionales objetivos.
Posiblemente haya quien argumente que no sólo los grupos y equipos periodísticos se han posicionado ideológicamente, sino que parece que la misma sociedad se presentase dividida y progresivamente más atrincherada en sus respectivas posiciones ideológicas. Cabría, no obstante, aducir quienes piensan así que la sociedad no se encuentra realmente fracturada, sino que los medios de comunicación son los que la presentan de esa manera proyectando sobre la misma sus intereses ideológicos.
Una visión objetiva de la sociedad muestra un creciente desinterés por la política de forma paralela a la disminución de confianza en los profesionales del periodismo. En general al ciudadano le interesa saber qué pasa en su entorno y conocer el decurso de la vida social, nacional e internacional, pero cada vez se inhibe más de ser instrumentalizado a través de los medios para ser ganado para una causa. Aunque un resto de clientelismo periodístico siempre permanecerá en la sociedad,  porque a parte de los ciudadanos no les interesa la verdad de lo que realmente ocurre sino los refuerzos argumentales a sus posiciones preconcebidas, lo que logran con la permanente interpretación de la realidad de los medios afines a su ideología.
Se añoran otros tiempos en que lo importante era descubrir la noticia y dar a conocer cómo la sociedad era revelando con objetividad hechos y no opiniones. La noticia es el relato de un acontecimiento que justifica su interés por sí mismo ante los destinatarios del medio. Es comunicación de la sociedad a la sociedad, tan genuina y libre como en esencia es. Lo que realmente se espera del periodismo es que sea audaz, libre y sincero. Noticias audaces que despierten interés, libre y sinceramente contadas, concediendo al destinatario la formalización del respectivo juicio de valor. El periodismo de opinión no puede interpretarse como medio de propaganda, lo que se sigue siempre que se selecciona a los colaboradores según un estereotipo ideológico que con distintos estilos apuntalan unos mismos prejuicios. Lo que el ciudadano inteligente espera del periodismo de opinión es el contraste de pareceres y argumentaciones que represente las diversas maneras de pensar que se dan en la sociedad.
Servir a los fines de un medio convierte a periodistas en reporteros ideológicos que cuentan la realidad según el patrón de un interés determinado. La jerarquización editorial establece la norma a la que han de avenirse los empleados en el medio.
Los medios editoriales absorbidos en grupos editoriales transnacionales no dejan espacio para el ejercicio cabal de la profesión, construido antaño por el empeño de equipos profesionales que transmitían con su trabajo su profesionalidad, y si bien no estaban exentos, como cualquier persona, de convicciones e ideologías no las anteponían como objetivo del medio.
Es flaco el servicio que hace a la democracia la falta de objetividad de los periodistas -si es que esta nombre, en muchos casos, no sin amplios reparos les puede ser aplicado- porque, aunque la libertad de comunicación y prensa garantiza el abanico del espectro, el desmesurado poder de unos pocos aboca más a la  promoción del enfrentamiento que al ejemplo de la ecuanimidad que debería ser el modelo democrático por excelencia, por el que no se busca vencer sino convencer.