PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 41                                                                                            NOVIEMBRE - DICIEMBRE  2008
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PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN


Una de las características que pueden definir al mundo contemporáneo es la dinámica de las comunicaciones, que acortando tiempos y distancias ha potenciado las relaciones humanas interesando a una cada vez mayor población en los asuntos globales de la humanidad. Esta tendencia a ensanchar la perspectiva local o nacional depende en mucho de la cultura, pero cada vez más ésta está entrando en dependencia de la capacidad de información que genera la inquietud entre lo que se tiene por sabido y lo que se percibe como nuevas imágenes de la realidad. De ahí que el periodismo, en cierta manera, haya entrado en crisis, porque su desbordante trascendencia está orientando la profesión a primar la imagen de la noticia más que el contenido en sí. Así, se sopesa permanentemente los intereses que redunden de informar sobre el qué y el cómo. Esto, que embarga a cada profesional en función de sus dependencias ideológicas y de los objetivos del medio para el que trabaja, está conduciendo a que la importancia de la noticia no se valore tanto en cuanto a la curiosidad ciudadana, sino al impacto que sobre sus comportamientos pueda suponer. Se ha pasado del periodismo de opinión al periodismo de crear opinión.
Muy probablemente hace décadas la esperanza de asentar determinadas opiniones en la sociedad se confiaba a la vehemencia de las editoriales y las colaboraciones. Tanto la prensa diaria y semanal como las revistas especializadas se afanaban en la difusión de determinados idearios ofrecidos como baluarte de la estabilidad tradicional y conservadora o como del inequívoco e irrenunciable progreso. Pero en los últimos años han cambiado las estrategias, y muchos periodistas han considerado cuán más exitoso para su propósito de imponer la propia opinión es la simple destrucción de la opinión contraria, ya que la masa social es mucho más sensible al descrédito que al necesario esfuerzo intelectual. Así ha surgido el llamado periodismo de investigación, que lo más que ofrece son variantes de la difamación, desde el simple cotilleo a la noticia tendenciosa, cuya primicia siempre y sólo está al servicio del interés comercial o ideológico del medio que la publica. Por suerte, ni esta tendencia es universal ni ha logrado subyugar a todos los periodistas, pero el peligro de que su eficacia se consolide en los estudios sociológicos puede afectar definitivamente a la profesión.
Es posible un otro y auténtico periodismo de investigación que tenga por objetivo la noticia y no la descalificación. Ese trabajo consiste en investigar los acontecimientos sociales cuya influencia en el devenir de la sociedad sea trascendental. Se trata de dar constancia a los ciudadanos de hechos y aptitudes de grupos y personas sociales que puedan ser relevantes para la política, la economía, la educación, etc. pero cuyos hechos, por no mostrar una influencia aún determinante, sólo rozan tangencialmente la prioridad informativa. Esa capacidad de análisis para distinguir lo que debe ser noticia hoy porque está decidiendo lo que será el mañana debe caracterizar a un buen periodista de investigación, que alerta la atención de la sociedad sobre los acontecimientos que están construyendo la próxima realidad.
Esa radiografía de lo que la sociedad está ansiando ser interesa tanto a los ciudadanos como la sociedad que es, cuya enmienda a veces parece difícil y en cualquier caso la noticia sólo provoca el lamento ante la adversidad. Los indicios de lo que puede suceder constituyen un argumentario periodístico importante cuando se fundamentan en hechos reales, cuya influencia corresponde al periodista notificar, ya que él es el profesional idóneo para comunicar, o sea, revelar al juicio del ciudadano lo que acontece con proyección en el relevante acontecer.