PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 52                                                                                          SEPTIEMBRE - OCTUBRE  2010
página 9

TERTULIAS PARA PATINAR

 
Se usa en España una acepción coloquial al término patinar -admitida como tal por la Real Academia de la Lengua- definida como: Perder la buena dirección o la eficacia en lo que se está haciendo o diciendo.
Cuando alguien trabaja en el ámbito de la comunicación, lo que dice puede llegar a tener una difusión elevada, y por ello, si se pierde la correcta dirección, se convierte en un deterioro para el reconocimiento profesional del periodista.
Desde hace un par de décadas, han proliferado en los medios de comunicación audiovisuales tertulias con periodistas, a quienes se solicita una opinión inmediata sobre los acontecimientos relevantes del día, o sobre las cuestiones que plantean en línea los oyentes o espectadores. Esta forma de hacer periodismo, por su inmediatez, no deja de ser arriesgada para la credibilidad de los periodistas.
Todo periodismo que se hace en directo entraña un riesgo, porque apenas cabe la rectificación si se comete un error, lo que no ocurre en la prensa escrita, en la web o en el diferido donde ha lugar a releer lo redactado y corregir, tanto en el fondo como en la forma, cuando se detecta una equivocación.
Cuando se participa en una tertulia en directo, el riesgo se multiplica, no sólo porque la forma de expresión sea incorrecta, sino sobre todo porque la información contenida en la opinión dada no sea acertada. Esto se produce con frecuencia y, aunque no sea detectado por muchos espectadores, el que los especialistas en el tema tratado lo perciban, y que sean numerosos y muy variados los temas que sucesivamente se tocan, hace que progresivamente aumenten quienes pierdan confianza en los periodistas asiduos a tertulias.
La causa de esa debilidad en la profesión viene dada porque en una tertulia se exija a los asistentes una opinión objetiva y acertada sobre cualquier acontecimiento o información conocida en el día, siendo tan variadas las que se producen que precisarían un acreditado conocimiento sobre todo lo que pueda acontecer, lo que de hecho es imposible o al menos muy improbable en la profesión.
La caracterización profesional del periodista está en saber recabar la opinión del profesional entendido en cada materia, y transmitirla al público del modo más asequible posible. En los medios de comunicación la noticia no está en el saber del periodista, sino en su habilidad para obtenerla del agente competente en cada materia. En esta nueva modalidad de periodismo tertuliante, como se sigue una técnica contraria a lo dicho anteriormente, es frecuente que las opiniones que se vierten sobre los temas de actualidad sean flojas y muchas veces proclives a patinar, porque de los temas que se tratan quizá sólo un 30% sean materias de las que se posee un criterio consolidado.
Son más correctos los formatos en los que los periodistas asumen plenamente su papel, y sean ellos quienes, en vez de opinar, interroguen al perito en la materia sobre lo relevante de cada acontecimiento para los ciudadanos. Conseguir formatos que transmitan credibilidad ayudará a una mejor valoración de la sociedad hacia los profesionales de la comunicación.