PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 59                                                                                         NOVIEMBRE - DICIEMBRE  2011
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MODO Y MANERA DE SER

 
La condición humana refiere a una especie de seres vivos que, como cualquier otra, tiene unos rasgos comunes que se especifican de un modo o manera de ser en cada uno de los individuos de la especie. Ello significa, por una parte, la similitud entre todos los seres de la especie, y por otra, la singularidad con que cada uno determina la forma de ser común.
El modo de realizar la forma común del ser humano es lo que caracteriza a la persona, de la que existe un conocimiento que posee cada individuo de sí, y una manifestación externa mediante el comportamiento, que es lo que trasciende a la percepción de los demás.
De cada persona se puede distinguir una esencia según el modo de ser y una trascendencia según la manera de ser. Porque la manera de ser, siendo expresión del modo de ser, nunca lo agota y cada individuo de su persona manifiesta lo que quiere, incluso, según donde y cuando, se puede dejar trascender notas o aspectos distintos del propio modo de ser, reservándose otros caracteres para la propia intimidad.
En la definición de la personalidad caben dos acepciones: 1ª Definirla como la diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra. 2ª Conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas personas. La primera acepción es la que correspondería a definir la personalidad como el modo de ser. La segunda, con la manera de ser. Dado que de cada persona es la manera de ser lo que trasciende, habría que prevenir que la definición de una personalidad ajena no identifica plenamente su modo de ser, sino la manera de como se relaciona con la sociedad.
El drama interior de toda persona consiste en la gestión de su propio carácter o modo de ser, y la configuración que quiere dar a ese carácter para modelar la manera en que cree debe relacionarse con los demás.
Esa distinción entre modo y manera de ser puede ser entendido como una distorsión de la realidad. La corriente naturalista favorece que el modo de ser de cada persona trascienda impetuosamente como significado de la más pura realización personal. En la posición contraria, el puritanismo exige que, mediante el dominio del propio carácter, cada persona se manifieste con las maneras aceptadas por la tradición como apropiadas para un respetable ser humano. Entre esas dos opiniones extremas, la sociedad y la persona humana se debaten en la conveniencia de convergencia entre modo y manera de ser.
El debate ético de la persona se acentúa no tanto sobre la sinceridad que de su persona expresa su personalidad externa, sino en que la moderación de su modo de ser, por las maneras que depura su responsabilidad, coincida con la proyección intelectual que, en su relación con la sociedad, busca obrar siempre bien.
Muy posiblemente entre el juicio social a la personalidad por las maneras de ser y la propia gestión de la conciencia personal haya una correlación; de modo que cuanto más es valorada una personalidad por sus obras, es muy probable que mayor haya de ser el esfuerzo mental para controlar las maneras apropiadas en que expresar el propio modo de ser.