PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 60                                                                                         ENERO - FEBRERO  2012
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SUGESTIÓN

 
Las relaciones sociales establecen, se desee o no, influjos de unas personas sobre otras, que condicionan positiva o negativamente la libertad, en cuanto que sobre lo que cada uno delibera para obrar se ha generado, en gran parte, por las sugerencias aprendidas en la relación. En tanto en cuanto la crítica personal sea más radical, es probable que el efecto de la sugestión sea más rebatido, lo que no garantiza tampoco la libertad, porque la sugestión que puede seguirse de la percepción natural del propio conocimiento que fundamente la crítica es en sí misma igual condicionante de la libertad que lo recibido por conocimiento en la relación.
El conocimiento humano en cada persona tiene dos fuentes externas y una interna.
Las externas son:
  • Las percepciones sensibles de las que se forman, por abstracción, las ideas.
  • Los dictados de las otras personas, con quienes se establece relación, que comunican ideas ya elaboradas.
La interna:
  • La intuición intelectual o reflexión que formula nuevas ideas sobre las ideas aprehendidas por las fuentes externas.
De cada una de estas fuentes cabe una sugestión benigna, que responde al acto de sugerir, y una sugestión grave, que se deriva del acto de sugestionar. Tanto la acción y el efecto de una y otra se reconocen como sugestión. Por lo que no es banal aproximarse a analizar, aunque sea someramente, cuando la acción y el efecto se constituye causa benigna o grave para quien lo ejerce o lo padece.
Tanto la causa o el efecto de la sugestión se pueden juzgar benigna o grave según el grado de libertad que compromete sobre quien recae el efecto. Para la causa, el compromiso sobre la libertad en el efecto será de naturaleza ética, en cuanto afecta al bien que se deriva del acto, y por el efecto será de naturaleza moral, por lo que condiciona la conciencia. Cuanto más la libertad de la conciencia sea coartada por la sugestión, se ha de calificar que la acción de sugerir deriva hacia la de sugestionar.
Toda sugestión implica cierta influencia sobre el conocimiento humano, y así como la intensidad de ese influjo pueda ser ponderado por la reflexión se dirá de él que tiene un efecto favorable y benigno sobre la capacidad de deliberación de la conciencia. Cuando la influencia externa o interna se imponga al conocimiento con tal potencia que le impida la reflexión sobre ello mismo, la sugestión se convierte en una patología psíquica que genera que el conocimiento se reconozca incapaz de autogestionarse.
La sugestión como realidad mental grave puede provenir de percepciones sensibles, como cuando alguien se siente conocedor de una idea que le influye descontrolablemente, por causa de cualquiera de los sentidos. Puede carecer de causa responsable o provenir de actos materiales  cuyo efecto se desproporciona según la sensibilidad del receptor. Cuando la causa radica en los dictados de otras personas, en éstas siempre hay una responsabilidad del mal que se pueda causar, porque el influjo en cualquier relación debe medirse según la capacidad de recibirlo del receptor.
La autosugestión se produce cuando la causa de la sugestión es interna, por efecto de la interiorización en la que se generan intuiciones fantasmas o imaginarios que trascienden la capacidad cognoscitiva, generando una ansiedad intelectual incontrolada.
Cuando la sugestión llega a dominar la mente inponiéndose como ley común, se alcanza el fanatismo.