PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 65                                                                                        NOVIEMBRE - DICIEMBRE  2012
página 10

AUTOCONTROL

 
El autocontrol que debe imponerse toda persona para ejercer su responsabilidad es consecuencia de la libertad con que el entendimiento le dota para decidir lo más adecuado. Si el hombre no fuera inteligente, un ser capaz de de tener decisiones no obligadas por las determinaciones externas, lo que algunos denominan circunstancias, no tendría responsabilidad sobre sus actos, pues no discurriría para ofrecer respuestas opcionales propias, sino que obraría de modo condicionado a los influjos externos. Esa teoría de la dependencia o condicionamiento de la conducta a los modelos ejemplares aprendidos posee una fuerte implantación en la psicología y filosofía contemporánea, porque experimentalmente se puede verificar esa realidad, aunque conviene delimitar su influjo y la compatibilidad que existe entre los condicionantes externos y la resolución intelectual para ofrecer alternativas de conducta desde una personalidad identificada con la razón de libertad.
Sobre cada persona gravitan tres formas de influjos cuya conjugación van a determinar las respuestas de la conducta:
  1. Las propias del carácter individual que determinan tener, dentro de la especie, un modo de ser particular. Este influye de gran manera sobre los sentimientos, sensaciones, respuestas condicionadas, actitudes naturales, capacidades expresivas, etc.
  2. Las propias de cómo el entorno social comunica modelos de comportamiento y respuestas lógicas para desarrollar un modo de ser en armonía con la colectividad. Se transmiten a través de las costumbres, urbanidad, educación, disciplina, orden público, cultura, entorno moral, y similares. Su influencia es muy poderosa porque se ejerce desde el nacimiento y acompaña el desarrollo de la personalidad en tanto en cuanto la vida transcurre en relación.
  3. Las propias de la interpretación progresiva de las vivencias que el entendimiento suscita como los valores rectores del comportamiento, desde los cuales se va a juzgar el propio carácter y las conveniencias sociales.
Desde joven, cuando la voluntad muestra la independencia y se toma conciencia de la propia libertad, la fortaleza de la personalidad se va a mostrar en la capacidad para gestionar qué cosas son las que se adecuan a la filosofía de vida con que se identifica, ya que la maduración de la personalidad se asemeja a la filosofía en que sigue un lógica, una ética y una metafísica de lo que cada objeto y cada relación sintonizan con el valor de verdad asentado en la propia conciencia. La fidelidad a una filosofía de vida exige discernir en cada proceso qué de la propia respuesta se debe el carácter, a la educación o a la decisión personal. Cuanto más de aquellas predominan sobre esta última, puede ser un signo de determinismo en la personalidad, y cuanto más se imponga la decisión responsable, del ejercicio de la libertad.
Vencer los influjos del carácter y entorno es una tarea ardua que exige el esfuerzo de un permanente autocontrol. Dominar las pasiones, los sentimientos, las reacciones iracundas, los hábitos adquiridos, las fobias naturales, el egocentrismo, etc. exigen conocerse bien, y saber cómo y cuánto ha de esforzarse cada individuo para que las reacciones debidas a esos influjos no se antepongan o interpongan con las respuestas deliberadas que la personalidad quisiera ofrecer.
Alcanzar la imagen de la persona que se desearía ser, con respecto al conocimiento que se posee de como se es, supone una tarea de maduración que la conciencia logra por sucesivas etapas de autocontrol, en que se pondere cómo se consigue obrar lo que se quiere y no lo que apetece, algo que cada cual tiene que aprender a practicar mediante una racional proposición de objetivos y una constante mentalidad de reforzar la voluntad. Esa estética del dominio de la responsabilidad sobre el gusto no llega a evaluarse en la propia personalidad sino cuando reflexiona sobre el grado de autorrealización.
 

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