PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 73                                                                                     MARZO - ABRIL  2014
página 9
 

5 CONFLICTOS EN 1

 
La causa de una guerra puede simplificarse a aquello que se muestre como lo más definitorio para la confrontación, normalmente de naturaleza política, pero un estudio mucho más profundo, que sólo se suele realizar a posteriori, suele demostrar que en cada guerra confluyen varios motivos, todos importantes y cada cual suficiente para justificar el enfrentamiento -si una guerra se puede considerar justificable-, siendo una gran parte de estos motivos más sociales que estrictamente políticos, entendiendo por política las ambiciones de las partes por el control del poder.
En el siglo XXI, si se analizan las causas de las guerras existentes, como de las latentes o de las probables, se puede hallar que en casi todas de ellas existen cinco causas que se superponen, sin que se pueda deslindar el límite de cada una de ellas ni siquiera en las conciencias de los combatientes que las hacen realidad. Reconociendo como causas los conflictos que la inducen, en la mayoría de las guerras se pueden considerar:
  • Conflictividad entre ricos y pobres.
  • Conflictividad entre civiles y militares.
  • Conflictividad entre religiosos y laicos.
  • Conflictividad entre autoritarismo y democracia.
  • Conflictividad de imperialismo y nacionalismo.
Todas estas conflictividades sociales no es que se encuentren en unos u otros conflictos, sino que en la mayoría de los vigentes se hayan en mayor o menor medida todos presentes, de modo que trasversalmente cada uno de ellos favorecen la violencia para consolidar la posición de la que se es favorable. Considerándolo así, es fácil comprender por qué a pesar de tantos externos esfuerzos internacionales se logran pocos resultados pacificadores.
En cuanto las posiciones enfrentadas reúnen más cantidad de estos conflictos sociales, se puede comprender que se hace mas difícil al armisticio, porque convergen enfrentadas mayor cantidad de situaciones beligerantes, que cuantas más son más hacen a las partes irreconciliables. Piénsese como de difícil puede ser llegar a acordar una solución cuando se enfrenta una posición que defiende a una cuerpo social rico, sustentado por los militares, fervientes de una religión, que detentan un autoritarismo y firme aliado de un bloque imperialista; cuando en el lado contrario de la guerra o revolución se haya el cuerpo social pobre, que ansía un gobierno civil, democrático, laico configurado como nación independiente de la alineación de bloques.
En el juicio externo que del conflicto hacen los países más poderosos, quienes pueden decidir con su intervención la victoria de una posición sobre la contraria, lo que se hace es simplificar las diversas causas en la que a cada parte más les es afín a sus propios intereses. Esto hace que la mayoría de las veces las prospecciones de paz internacionales caigan en el vacío, porque cada parte interpretando como causa de la guerra el conflicto que más les interesa hacen imposible el entendimiento y el acuerdo.
Intentar resolver las guerras desde la ideología que supere la conflictividad debe realizarse desde el trabajo honesto y profundo de dar una respuesta justa a cada una de las conflictividades que se puedan considerar como inductoras de la confrontación. Solamente presentando soluciones respecto a como el sistema resultante pueda resolver con justicia cada uno de los conflictos internos será  como se pueda hablar de superación de la guerra, porque nada más que de este modo se logra una probable duradera paz.
 

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