PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 76                                                                                     SEPTIEMBRE - OCTUBRE  2014
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INSTITUCIONES SOCIALES

 
Las instituciones sociales son estructuras constituidas por una colectividad de personas con el fin de alcanzar un fin específico de servicio público. Para lograr hacer efectivo ese fin se dotan de reglamentos propios, medios económicos, recursos humanos, formas de gobierno y cuantos medios puedan ser necesarios para ofrecer el servicio que inspira su fundación. Las instituciones pueden ser públicas y particulares. En las primeras se incluyen las instituciones de que se dotan los Estados, las asociaciones de Estados o las entidades ciudadanas asimiladas a los Estados. Las instituciones particulares son las promovidas por la asociación de los ciudadanos que libremente las constituyen y mantienen. Unas y otras tienen como fin común característico ofrecer a la sociedad un servicio público que genere beneficios a los ciudadanos que demanden una necesidad específica o que cubran necesidades específicas de toda la comunidad.
Se suele caracterizar como instituciones sociales genuinas las públicas que ofrecen sus servicios a todas las personas que integran el colectivo nacional, frente a las particulares o privadas que se dirigen a grupos específicos de población, pero esa distinción no es correcta, pues existen instituciones privadas que se fundan y perviven con el fin específico de atender necesidades universales de la población, en cuyo fin social se identifican con las públicas. Por ello, la distinción entre públicas y particulares debe más bien considerarse en la naturaleza de su origen y del sistema de gestión. Las instituciones públicas se constituyen para satisfacer servicios que se identifican como obligaciones intrínsecas a la naturaleza de la configuración estatal y son gestionadas por las lícitas autoridades públicas con los recursos fiscales de la administración correspondiente. Las instituciones particulares no suponen una exigencia para las personas que las promueven distinta a su sensibilidad ética, y se gestionan bajo su responsabilidad con el carácter genérico de sociales cuando no repercuten lucro sobre las personas que las promueven, pues en caso contrario se reconocerían como sociedades mercantiles, con las que pueden coincidir en intencionalidad social.
La recta intención del fin solidario de las instituciones sociales no las exime de la dificultad para alcanzarlo, ya que lograr los objetivos que causan la razón última de cada institución no depende de la buena disposición, sino principalmente de la perseverancia del empeño en perseguir los objetivos propuestos, para lo que se precisa perseverancia e implicación en el trabajo de cuantos colaboran en su desarrollo, sin olvidar la necesaria financiación que precisa la mayoría de esas instituciones para lograr eficazmente su fin. No obstante, la mayor disfunción de las instituciones sociales proviene de que la estructura de su supervivencia como medio desplace al fin para el que se crean.
Las instituciones sociales alcanzan su pleno sentido en el servicio que prestan a la comunidad, pero sus miembros no están libres de considerarse favorecidos en su realización personal, bien porque les procure un reconocimiento social, porque sea el medio laboral en el que se emplean o porque la existencia de la institución sea la garantía de una determinada protección. De este modo no es extraño que muchas instituciones terminen fundamentalmente velando por sí mismas y olviden el objetivo social con el que se fundaron, y así éste termina por ser justificación para la supervivencia de una estructura que sirve al interés de quienes las mantienen por el beneficio que su gestión les reporta. Los síntomas de esa degradación se manifiestan en el deterioro progresivo de la atención a las personas y en una remuneración para los dirigentes que, contemplada desde fuera, entre en conflicto ético con la finalidad social que se pretende. Recuperar las instituciones donde ha calado el acomodo al interés es muy dificultoso, por lo que para que no falten estas instituciones, ni se degrade el respeto a las mismas en la ciudadanía, es importante fomentar la sensibilidad social respecto a que ni los medios ni los fines se separen de la realidad social a la que dicen servir.
 

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