PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 76                                                                                     SEPTIEMBRE - OCTUBRE  2014
página 5

PREVENCIÓN EN LA JUSTICIA

 
La tarea del Estado respecto a la justicia no se debe sólo basar en el juicio y castigo de los delincuentes, sino que también le incumbe prevenir los comportamientos de los ciudadanos para que sean conforma a la ley. Esta política de prevención se trabaja en muchos otros ámbitos de la sociedad, como la sanidad, la educación, la defensa... pero, en virtud de los resultados, puede afirmarse que en lo referente a la justicia apenas se motivar esa prevención, ya que porque la mayoría de los estamentos consideran que la vigencia de la justicia es responsabilidad de los jueces, cuando lo eficaz para elpaís respecto a la justicia es que no lleguen casos a los jueces porque el comportamiento de los ciudadanos sea correcto.
Que el comportamiento de los ciudadanos sea justo va a depender en gran parte de la política educativa, de la cohesión social, de la psicología laboral, de las orientación familiar, de la cultura del ocio y de los fundamentos de filosofía social sobre los que se construya la convivencia ciudadana. En tanto en cuanto mejor se conozca la relación de cada uno de esos aspectos de la política social con la generación de una respuesta ética y justa inducida entre los ciudadanos más fácil será prever cómo mejorar la prevención de los comportamientos para reducir la delincuencia. Ya la psicología criminal lleva décadas trabajando en este fin, y lo que sería ideal es la proyección de esta disciplina sobre la estructura social para paliar los arquetipos que dirigen idearios que mueve a delinquir.
La materia sobre la que trabajar es fundamentalmente la de la investigación de la causa que induce a la conciencia a transgredir la ley, pues se da por supuesto que la mayor parte de los delitos se cometen con conocimiento cierto, más o menso perfecto, de la incursión del acto en transgresión ética y de ley. Dado que todos los condenados graves entran en prisión a redimir su culpa, es allí donde se debe trabajar en la toma de datos más exhaustiva de todo tipo de causa que directa o indirectamente hayan influido en motivar cada  acción delictiva cometida. De la computación de todos esos datos, la sociología y la psicología criminal deben extraer las conclusiones relativas a las causas más comunes en la inducción de los actos, en la determinación de la voluntad y en la exoneración de la conciencia. Este trabajo de investigación sería vano si no se continúa en la aplicación de las tesis -deducidas como respuestas conclusivas del análisis de campo- en los ámbitos de la estructura de la sociedad, modificando las causas más o menos remotas que favorecen  comportamientos delictivos más próximos o futuros.
A veces las conclusiones avaladas por la rotundidad de los datos evidencian tradiciones, costumbres arraigadas, valores etéreos o intereses ocultos que se ignoraban como causas significativas de la delincuencia. Dotar de todo su rigor e importancia al itinerario interdisciplinar que va del análisis a la aplicación, así como el seguimiento y valoración de las medidas correctoras introducidas, podría ofrecer una posibilidad de mejorar la justicia desde el lado más amable de la política.
 

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