PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 80                                                                                     MAYO - JUNIO  2015
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¿POESÍA EN CRISIS?

 
En la mentalidad de bastantes editores de diversos países se aprecia la consideración de que la poesía está padeciendo una época de marcada crisis. Cuando quienes se pronuncian así son profesionales de la comercialización de la literatura, parece que no se les puede negar la razón, aunque en defensa de este específico género cabe cuestionarse si lo que está en crisis es la creación poética o la edición de la poesía.
No cabe duda de que la celeridad de transformación que la tecnología está imprimiendo a la sociedad del siglo XXI, con su excesivo tecnicismo, no facilita la contemplación, que en el pasado se suponía el medio propicio para el desarrollo de la poesía. Como las personas siguen siendo igualmente sensibles, lo que cabe esperar es una evolución en la poesía, como las ha habido en anteriores épocas convulsas, diferenciándose la actual en que se superponen la renovación literaria y la editorial, las que pueden  considerarse tanto restrictivas como revulsivas, de modo que lo que para unos es una situación coyuntural favorable para la decadencia, otros hayan en esas transformaciones sociales la ocasión para la renovación de las formas de creación poética.
La misma noción de poesía entraña diferencias sustanciales según se considere la misma como expresión literaria escrita o como simple armonía rítmica de la expresión oral, la que siempre puede escribirse y editarse, aunque no necesariamente el poeta sienta necesidad de hacerlo por los medios tradicionales, pues muy bien se puede difundir mediante recitales u otras formas de difusión sonora, acompañadas o no de música o imagen. Se puede admitir que la poesía lo es porque la mente creativa del poeta concibe las secuencias orales, con independencia de que llegue a materializarse en un acto comunicativo, lo que no es fácil de realizar en otras expresiones literarias.
La poesía como valor, por su componente rítmico, siempre ha sido tan compatible con la música, que a veces no se valora la creación lingüística de esas composiciones, siendo que una y otra como disciplinas artísticas comparten lo que en nada desmerece la una a la otra. Así, por ejemplo, muchos críticos literarios no consideran el valor poético que contienen muchas composiciones de los textos de denuncia popular que acompañan a la música rap. No es vano recordar como muchas formas de reconocido prestigio poético surgieron en la antigüedad unidas a cantares populares u otras formas de expresión lírica más complejas.
Las facilidades de difusión de la poesía en internet -ya sea utilizando medio oral, escrito o montajes mixtos animados por la imagen- pueden suponer para muchos puristas un signo de decadencia de la poesía, porque no favorecen la recopilación y catalogación de las obras, de modo que se concibe con una vida tan efímera que carecieran de trascendencia, cuando, al menos, habría que reconocer la pujanza de esta forma de manifestación de la creación literaria, circunstancia especialmente crítica para quien la identifica con el texto escrito. No obstante, rastrear la red permite encontrar abundantes rincones poéticos de valor tan diverso como la misma capacidad humana de creación.
La verdadera crisis de la poesía no cabe sino identificarla con la decadencia posible del alma humana, que restringiera la sensibilidad por la percepción de la armonía, el relajo de la intuición prospectiva de la realidad o el desencanto para emular mediante la síntesis poética las perfecciones humanas. La crisis de la poesía va siempre ligada a crisis de inspiración, porque una conciencia motivada no alcanza la tranquilidad hasta expresar en una forma de lenguaje el contenido formal que refleje la inquietud estética del pensamiento. Hasta ahora no existen datos que puedan justificar objetivamente una quiebra de la imaginación, en todo caso un cierto retraimiento de algunos colectivos en su divulgación.
 

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