PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 81                                                                                     JULIO - AGOSTO  2015
página 10

EQUIPO DEPORTIVO

 
Aunque algunos deportes pueden ser practicados de forma individual, la mayoría se desarrollan en grupo, lo que ha hecho que se  constituyan equipos o clubs que facilitan la integración de los deportistas, así como la promoción, la competición, la cantera, el entrenamiento dirigido, la asistencia sanitaria deportiva y las demás utilidades que en común hacen posible y mejoran la actividad deportiva. El club tiene especial relevancia cuando la práctica de ese deporte consiste en el enfrentamiento de un equipo de jugadores contra otro, ya que la práctica en conjunto exige la coordinación de los jugadores mediante entrenamientos de grupo, así como el conocimiento de las tácticas de juego de quien dirige al equipo.
En la práctica del deporte a nivel de aficionados el club es un elemento de integración afectiva de los deportistas, no así cuando se practica a nivel profesional, que el fin del club pasa a contemplar como prioritario la satisfacción de los espectadores, muchos de los cuales nunca han practicado ese deporte, sino que se identifican con el club por inclinación social. En estos casos, aunque la sintonía con el equipo depende de la trayectoria de cada jugador, el colectivo se genera en función del interés de resultados, por lo que pasan a primar el espectáculo y los rendimientos económicos, tanto para el club como de cada jugador.
Para que el deporte siga siendo deporte es necesario mantener determinadas esencias que lo definen, pues en caso contrario, si el único fin es lucrativo, y no de recreo y educación física y mental, los clubs se sustituirán por compañías mercantiles de espectáculos cuyo lucro inducirá una filosofía comercial, quedando instrumentalizada la disciplina deportiva. Para mantener los principios inspiradores del deporte es bueno que pervivan en la práctica profesional la estructura tradicional del club que engendra al equipo, mediante la promoción de jugadores desde las categorías inferiores a las superiores, de modo que el resultado de los equipos sea en gran parte producto del trabajo de cada institución deportiva y no del poder de contratación de jugadores ajenos por la capacidad mercantilista de cada entidad. Para ello debe sostenerse la vigencia de federaciones deportivas nacionales e internacionales que velen por hacer valer reglamentaciones inspiradas en sostener el espíritu deportivo en la competición.
Un remedio para ello, aplicado a alguno de los deportes de masas, como por ejemplo es el fútbol, sería limitar el número de fichajes de nuevos jugadores con los que reforzar cada equipo tanto en el mercado de verano como en el de invierno; por ejemplo, dos jugadores en verano y uno en invierno por temporada, de modo la competición entre clubs representara el trabajo global del club en la promoción de la cantera y no la capacidad de endeudamiento con el que fichar tanto jugador como se antoje, ya que si no los resultados de la competición en vez de reflejar la realidad deportiva del club, lo hará sólo de su capacidad financiera.
No debe obviarse que las competiciones deportivas lo sean esencialmente en razón del deporte, y no enfrentamientos de competitividad empresarial; o peor aún si en lo que acabara relegado el deporte fuera servir de propaganda de la potencia de una nación, que concediera la nacionalidad y excelente sueldo para ser representados en los torneos internacionales.
 

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