PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 87                                                                                   JULIO - AGOSTO  2016
página 2

DE LA INTENCIÓN MEDIATA

 
La diferencia entre el ser vivo y la materia inerte es que el primero en su forma de ser posee sensibilidad para responder a los estímulos externos con una reacción peculiar, que tiene como fin salvaguardar la propia esencia de ser; en cambio la materia inerte padece la alteración de su estructura esencial en función de la potencia de la acción del agente exterior. Es como si el ser vivo hubiera luchado tanto en su evolución para alcanzar esa naturaleza tan compleja que su respuesta primaria a cualquier estímulo externo sea la  preservación de su peculiar entidad; así, cada respuesta a una acción externa se puede considerar intencionada a la perfección de su forma de ser, asumiendo la prosperidad mediante una intención inmediata o mediata condicionada a la naturaleza de cada ser vivo.
La intención de preservación y superación cada ser vivo la realiza dentro de la cadena de la especie, donde se da la paradoja de la necesidad de la transitoriedad de cada individuo para la pervivencia de la especie, pues la reproducción sin límite entraría en contradicción con la limitación de la materia que sustenta la vida, y la ausencia de reproducción parece que imposibilitaría la adecuada renovación que garantice las mutaciones necesarias para generar reacciones proporcionadas a las novedosas agresiones a la vida.
De cómo sean las respuestas de defensa que utiliza el ser vivo, la filosofía se interesa por el grado de intencionalidad que motiva las reacciones posibles, por lo que puedan definir las modalidades de ser de los diversos seres vivos.
La primera distinción entre esas respuestas en los seres vivos se puede establecer entre:
  • Inmediatas.
  • Mediatas.
Las inmediatas son aquellas reacciones que los organismos vivos generan, en todos individuos de cada especie, de modo espontáneo en respuestas a un estímulo externo o interno de acuerdo a la propia configuración orgánica de la parte afectada. Es un sistema de protección refleja, que se activa de modo inmediato, o dosificada en el tiempo, pero sin que medie una capacidad decisoria mediata que configure qué respuesta ofrecer. En ellas no existe una actividad cognitiva deliberativa que determine la intención.
Las mediatas son respuestas a los estímulos externos determinadas desde un sistema intencional de evaluación en función de la experiencia de un conocimiento anterior. La mediación de ese sistema supone capacidades cognitivas abstractas más complejas de computación que la simple percepción sensorial, como son la formación y memorización de imaginaciones elaboradas como respuestas del conocimiento sensible sobre los datos acumulados en sucesivas percepciones, las que se hacen más complejas cuando proceden de la computación del conocimiento racional.
Entre la intención mediata, según sea el sistema de evaluación que interviene para la intencionalidad, pueden distinguirse:
  • Mediata condicionada.
  • Mediata libre.
En la  mediata condicionada a la percepción de la acción exterior sigue una mediación configurada por los hábitos operativos que la experiencia reconoce como respuesta positiva, o negativa a evitar, adecuada a cada situación. Estos hábitos pueden responder a situaciones habituales o esporádicas, simples o complejas, materiales o mentales, reales o imaginativas... lo característicos de los hábitos es que condicionan la respuesta según un modelo elaborado, más o menos deliberado, que refleja el carácter o modo de ser propio de cada individuo para reaccionar, aunque siempre se puede distinguir en ese hábito una conformidad deducida de una continuada evaluación intencional.
La mediata libre no fundamenta la respuesta en hábitos configurados, sino en una ponderación de los valores interiorizados desde los que decidir la respuesta adecuada a cada situación. Esos valores se configuran, de modo semejante a como se elaboran las abstracciones mentales derivadas de las percepciones sensibles, por la razón intelectual que de cada respuesta evalúa qué efecto ha sido considerado por la conciencia como adecuado en cada respuesta generada con anterioridad, y cuáles son inadecuados, interactuando al tiempo la intuición creativa que ofrece, en el ámbito propio de la manera de ser, soluciones para obrar proyectivamente de modo coherente para la conciencia. La aplicación de esos valores, en cuanto abstracciones intelectuales, no determinan necesariamente la intención, sino que sirven de referencias ilustrativas a la razón para libremente decidir el sentido de cada respuesta.
 

VOLVER A ÍNDICE TEMÁTICO