PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 88                                                                                   SEPTIEMBRE - OCTUBRE  2016
página 10

TRANSPARENCIA ELECTORAL

 
El fallo emitido el pasado 1 de julio por el Tribunal Constitucional de Austria por irregularidades en el recuento de votos, ordenando repetir las elecciones, constituye un aviso a las democracias europeas de que no valen atajos de dudosa legitimidad por parte de los partidos tradicionales para mantenerse en el poder. El "que las elecciones son el fundamento de la democracia", argumentado por el presidente del tribunal, no deja lugar a dudas respecto a la necesidad de evitar cualquier sombra de sospecha en los ciudadanos de que existan resquicios en el sistema electoral que permitan desfigurar la expresada voluntad de los votantes. En este caso la causa directa de la suspensión total de la validez de la convocatoria electoral parece ser graves deficiencias en el recuento del voto por correo.
Cuando se reconoce una irregularidad en un proceso de recuento electoral, lo que se evidencia es una debilidad descubierta en el sistema, que puede responder tanto a un fallo computacional, a una relajación del sistema de control o, lo que es más grave, a un consentido resquicio de falta de trasparencia. Cuanto más independientes sean los jueces en los controles y mayor sea la difusión de los resultados mesa a mesa, más fácil lo tienen los ciudadanos y los partidos para detectar y denunciar las posibles anomalías, efecto que lejos de intranquilizar a la sociedad debe reforzar la confianza de los votantes.
El proceso de elecciones en sus diversas fases permite al poder que dirige la administración pública en ese momento intervenir inclinando a su favor alguna variable que condicione los resultados. En la actualización en los censos y la agilidad de los recursos de subsanación, en la designación de las presidencias de las mesas electorales, en la distribución de las papeletas, en la autorización a los interventores, en la computación de los votos emitidos, en la gestión del voto por correo o de residentes en el extranjero, y en cualquier otro procedimiento administrativo del proceso electoral el poder está tentado a orientarlo para que le depare un favorable resultado.
En el caso concreto del voto por correo y similares, cabe perfeccionar la transparencia para que el votante pueda verificar que su voto ha sido legítimamente procesado. Mientras que los votos personales se depositan en la urna electoral y se recuentan por una presidencia normalmente elegida al azar, realizado además ante comisarios de los partidos concurrentes, lo que genera un grado de fiabilidad aceptable, en el voto por correo el votante pierde en muchos casos el control de si su voto verdaderamente es contabilizado. Muy posiblemente los sistemas prevén personal independiente, control de jueces y la asistencia de interventores representando los intereses de los candidatos cuando se contabilizan de modo posterior a la jornada electoral, o el control de ese voto de modo similar al personal cuando se trasladan esa correspondencia hasta la mesa electoral respectiva de cada elector para ser, previa comprobación de su identidad, incluidos los sobres con los votos en la urna correspondiente y ser escrutadas junto al resto de papeletas. Todo este proceso adolece de transparencia si los votantes por correo carecen de modo eficaz de verificar que el sobre enviado ha llegado a su destino y ha sido procesado de acuerdo a la normativa. Porque bien por negligencia, o por oportuna intencionalidad de quienes dirigen los medios de correspondencia, sean públicos o contratados, es posible influir en el resultado si se manipulan los contenidos de esos correos, o si la intencionalidad malsana se dirige a dificultar la llegada de la documentación pertinente para ejercer el derecho, o el traslado del voto enviado al punto de recuento correspondiente. Podría pensarse que esas disfunciones afectarían proporcionalmente a todas las candidaturas, pero ello puede no ser cierto si quienes lo maquinan lo conciben dificultándolo en aquellos distritos donde una determinada candidatura recibe habitualmente más simpatizantes, en la que se recibiría menos votos de los realmente emitidos.
Mejorar la transparencia electoral se puede lograr optimizando la comunicación de los resultados en internet mesa por mesa, y distrito por distrito, no sólo respecto al número de votos obtenidos por cada candidato o candidatura, sino también del número de votantes y el detalle de su identificación censal, lo que permitiría conocer si ha existido una suplantación, si los números de votos y votantes guardan relación, y, en el caso de los votantes por correo, poder comprobar que su voto ha sido contabilizado; pues contando con esa información es cuando realmente se puede seguir el ejercicio de la reclamación correspondiente si se hubiera conculcado el derecho de algún ciudadano.
Cuando la decisión democrática se refleja por un pequeño puñado de votos, es cuando normalmente se apura el control del escrutinio, pero para que en esos casos no puedan surgir sombras sobre la limpieza de los procesos democráticos en una comunidad, lo mejor es la permanente mejora de la trasparencia de los procedimientos electorales, utilizando todas las tecnologías disponibles, para no acrecentar el desapego que se aprecia en muchos ciudadanos hacia los propios sistemas democráticos.
 

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