PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 9                                                                                                       JULIO-AGOSTO 2003
página 7
 
 

COMPORTAMIENTO Y EDUCACIÓN


 
¡Adiós hijo adiós, y que te comportes como una persona bien educada!
Esta es la eterna frase de nuestras sufridas madres en todas las separaciones, más o menos largas, de tipo vacacional, de estudios, o siempre que la patria potestad se desplazara hacia alguien ajeno a las cuatro paredes habituales de nuestra querida casa. Así se producía y así se seguirá produciendo por mucho tiempo, dada la importancia que tiene la educación en cualquier esfera de comportamiento de los individuos.
Hay unas reglas generales de educación que influyen en nuestro comportamiento, pero que en particular resultan muy interesante al analizar la actitud que mantenemos en las comunicaciones o conversaciones. Solemos adoptar alguno tres tipos de actitudes:
     a) No imponer nuestra opinión.
     b) Dar opiniones sin entrar en confrontación.
     c) Y ser amables.
Cada una de estas actitudes o formas de proceder de las personas llamadas a tomar la palabra crean diferentes efectos. Así, la no-imposición dialéctica produce un efecto de distancia entre las dos partes. La generación de una batería de opiniones unidireccionales y sin debate, puede inducir hacia un escenario de excesiva deferencia y/o prepotencia por una de las partes sobre la otra. Y la amabilidad, conceptualmente planteada, suele ofrecer camaradería entre las partes.
Al final, la elección de la actitud que se emplee en la conversación o comunicación establece el tono del discurso del orador, es decir, desde un mayor o menor grado de formalidad a la franqueza. Estas distancias, prepotencias y camaradería, ligadas al tono que se ponga en una conversación, son los medios que tenemos, cada individuo para modular o equilibrar nuestras necesidades de interrelación social y defensa de nuestra intimidad personal.
A partir de ese equilibrio individual o ese escudo de protección personal que vamos elaborando en función de nuestra interacción social, se abre toda una base de comportamientos (actitudes) que nos identifica como ser humano: con mayor o menor grado de extroversión con los demás y el nivel de aceptación de los demás con nosotros.
También es cierto que con cierta frecuencia la educación se suele quebrar y se generan situaciones conflictivas al no producirse la adaptación de una de las partes, encontrando desajustes en los tonos de las conversaciones por falta de sintonía o malentendidos.
Si las personas deseamos mantener conversaciones educadas, tendremos que estar atentos a los comportamientos de nuestro entorno y adaptarnos con el tono adecuado a sus peculiaridades, y de esta forma evitar que nos consideren maleducados.