PAPELES PARA EL PROGRESO
DIRECTOR: JORGE BOTELLA
NÚMERO 97                                                                                  MARZO - ABRIL  2018
página 10

SOBRIEDAD SOLIDARIA


Teorizar sobre cómo debería la justicia distributiva redimir las diferencia sociales en el mundo no soluciona el problema, como se puede deducir de los fracasos ideológicos acaecidos durante el siglo pasado. Es cierto que algunos países han logrado progresos, y que globalmente quizá exista una conciencia colectiva más motivada hacia la solidaridad ciudadana, pero también es cierto que parte de esos progresos no se debe a una mayor justicia social, sino que el desarrollo económico habría facilitado elevar el nivel de riqueza de los más pobres si se contabiliza por bienes y servicios disponibles, pero no es lo mismo si lo que se analiza es la proporción de esa disponibilidad entre los más ricos y los menos favorecidos.
Un dictamen despolitizado de la evolución social arrojaría que ciertamente los más pobres se alimentan de las migajas que genera el progreso económico, y aunque la solución que puede ofrecer la justicia distributiva afecta más a su consideración en el sistema laboral, productivo y comercial que en el ámbito de la cooperación, lo que ella no logra no exime la responsabilidad personal de la población mundial más favorecida respecto a sus semejantes que viven por debajo del nivel de la pobreza. Culpar al sistema que se sostiene puede convertirse en una las mayores hipocresías de la existencia.
La responsabilidad afecta esencialmente a la sensibilidad personal, que se traduce en cuánto cada individuo se interesa en conocer la realidad social existente más allá de su entorno, pues la más próxima se da por percibida salvo que se cierren los ojos y se taponen los oídos. Habilitada la consciencia de la necesidad ajena, por contraste surge la valoración de lo que se posee de superfluo, lo que no es preciso para cubrir necesidades propias y que se conserva como un tesoro innecesario que lastra más que favorece para saldar una vida eficaz. Saber desprenderse de lo innecesario es el requisito para poder ayudar a quien no tiene lo necesario. Esa sencilla proposición es la que identifica la sobriedad con la solidaridad.
 

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